domingo, enero 7

Anoche le regalaron a una amiga una caja llena de sombras de ojos y como tenía ganas de estrenarla me ofrecí como modelo.

Cerré los ojos y luego de unos minutos, cuando había alcanzado un grado de relajación y desconexión total, los abrí por un momento y vi a la maquilladora con mi boina puesta de lado y sus pincelitos trabajando sobre mi y viví en carne propia como se siente ser un cuadro del renacimiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuánto habías fumado antes de alucinar semejante escena? :D